- Bochornosa sesión legislativa marcada por empujones y altercados físicos en torno a créditos internacionales y leyes judiciales
En una jornada que prometía debates cruciales para el país, la sesión legislativa de ayer se convirtió en un lamentable espectáculo de confrontación física y verbal entre diputados del Movimiento al Socialismo (MAS) y la oposición. Empujones, jalones, rasguños e incluso golpes de puño fueron la tónica de un encuentro marcado por la tensión y la falta de consenso.
Desde tempranas horas de la tarde, los legisladores se congregaron en el hemiciclo con agendas opuestas: mientras el ala arcista del MAS buscaba la aprobación de siete créditos internacionales por un total de $us 830 millones, la oposición exigía priorizar la discusión de leyes contra la autoprórroga judicial, específicamente los proyectos de Ley 073 y 075.
Los ánimos se caldearon rápidamente, y en menos de una hora, las agresiones verbales entre los distintos grupos parlamentarios dieron paso a un enfrentamiento físico que ya se ha vuelto lamentablemente familiar en estas instancias. Esta no es la primera vez que se desata la violencia en el recinto legislativo, sino que marca la novena ocasión desde 2020 en que los diputados de diferentes facciones se enzarzan en peleas deplorables.
El conflicto se desató cuando la presidenta alterna, Verónica Challco, presentó un orden del día que priorizaba la aprobación de los créditos internacionales, dejando en segundo plano los proyectos de ley exigidos por la oposición. Ante la negativa de considerar una moción previa, los opositores se vieron obligados a ocupar la testera del hemiciclo, desencadenando así una serie de altercados que no hicieron más que empeorar con el paso de las horas.
La sesión estuvo marcada por constantes cuartos intermedios declarados por la presidenta, que apenas lograban contener la furia de los diputados por breves momentos. En uno de los más violentos episodios, la diputada Gloria Callizaya protagonizó agresiones físicas contra miembros de la oposición, llegando incluso a rasguñar el rostro de una colega.
Ante el caos reinante, el oficialismo permitió el ingreso de dirigentes alteños que se sumaron al tumulto, declarando una vigilia permanente a las puertas del recinto legislativo.
En resumen, lo que debería haber sido una jornada de debate democrático se convirtió en un vergonzoso espectáculo de confrontación y violencia, dejando en evidencia la profunda división y falta de diálogo en el seno del Congreso boliviano.
